Los poderes político-económicos del mundo occidental observan expectantes e inquietos la ola revolucionaria que se va extendiendo por los países árabes. Parte de la sociedad occidental por el contrario ve esperanzada este movimiento de cambio como un acercamiento a su concepción del mundo, desea que estos cambios favorezcan el debilitamiento del extremismo integrista islámico y de las organizaciones terroristas que luchan por imponerlo.
Los Poderes Político-económicos occidentales siempre han procurado controlar e incluso favorecer esas dictaduras para controlar la riqueza energética de esos países, ahora temen que los ciudadanos logren democratizar esos países y favorezcan su acercamiento al concepto socio-político de Occidente. Con la caída de los dictadores, Occidente puede perder el dominio sobre el petróleo de esos países.
La sociedad en el mundo occidental está desengañada y desesperanzada ante la situación económica que vive y ante la perspectiva inquietante e insegura que presenta su futuro, pero está aletargada, sin reaccionar desde su descontento, por sentirse impotente para cambiar una situación que se le aparece como inalterable y poderosamente perdurable.
El movimiento popular de exigencia social en el Medio Oriente podría extenderse a otros países fuera de la órbita musulmana y llegar a los países occidentales, podría ser el empujón que la sociedad occidental necesita para tomar conciencia de su fuerza y movilizarse contra Los Poderes, salir a la calle, hacer otra revolución para terminar con el actual sistema económico-politico-social.
23/02/2011 http://doblerron.blogia.com/
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